Nada mejor que un año nuevo para animar a nuestros hijos a hacer un listado de pequeños propósitos, como un desafío para el año que se inicia.
Cuando el año está a punto de terminar, todos hacemos balance de lo vivido durante estos 365 días y de ver aquellas cosas que hemos cumplido o que se han quedado sin realizar. Todos, niños y mayores, al llegar el 31 de diciembre nos ponemos a pensar en la cantidad de cosas que vamos a llevar a cabo en los próximos 12 meses. La ilusión es mucha y las ganas de empezar, ¡mayores!
Cada niño tiene su desarrollo y, por eso, los propósitos son distintos en intensidad, según la edad que tengan los niños. Y es que no le puedes pedir lo mismo a un niño de tres años que a uno de 9 años. Si quieres saber qué puedes ‘exigirles’ a cada uno de ellos, ¡toma nota!
Para niños de 2 a 3 años de edad
– Lavar las manos antes de cada comida y cuando llegan a casa del parque.
– Compartir los juguetes con sus hermanos o con otros niños.
– Quitar los pañales del día. Por la noche, ¡podemos tener más paciencia!
– Quitar el chupete antes de que acaba la escuela infantil.
– Aprender a comer solos algunos alimentos como los yogures.
Para niños de 4 a 5 años de edad
– Recoger y organizar los juguetes del comedor y de su habitación.
– Lavarse los dientes tras las comidas.
– Comer solos todos los platos de la mesa.
– Ser capaces de vestirse solos.
– Ayudar a los padres a poner la mesa.
Para niños de 6 a 8 años
– Hacerse la cama todos los días.
– Acompañar a los padres a la compra y echarles una mano a colocar todo.
– Ayudar en las tareas de casa: barrer o pasar la aspiradora, poner el lavavajillas.
– Practicar algún deporte.
– Empezar, poco a poco, a bañarse solo.
– Comer bien, no ver tanto la televisión, no estar tanto en el ordenador, usar cinturón de seguridad en el coche…
Para niños de 9 a 11 años
– Hacer los deberes escolares solos y sin ayuda de papá y mamá.
– Trabajar y esforzarse por sacar buenas notas.
– Como en la etapa anterior, ayudar en las tareas de casa: sacar a pasear la mascota, preparar algo de comida (quizás calentar la leche del desayuno…)
– Cuidar de los hermanos menores, si los hubiese.
– Mejorar la expresión oral y, por supuesto, no decir palabrotas.
– No estar tanto en el ordenador.
Fijar metas les hará sentirse fuertes, felices y deseosos de hacer realidad sus objetivos y así les estaremos preparando y educando en el esfuerzo y empeño, en la perseverancia y en otros valores tan importantes para su crecimiento.
¡Feliz Año Nuevo a todos!