Los científicos determinaron que en sus atmósferas podrían generarse unas 10 millones de toneladas de esas piedras al año.
Las condiciones de Júpiter y Saturno podrían provocar «lluvias de diamantes», según un estudio de la Universidad de Winsconsin-Madison, en Estados Unidos.
Los gigantes gaseosos
Nuevos datos de los gigantes gaseosos indican que en ellos abunda el carbono en forma de cristal deslumbrante, dicen los investigadores.
Las tormentas convierten el metano en hollín (carbono), que se endurece a medida que se precipita en pedazos de grafito y luego diamante.
Este «granizo» de diamantes se funde en algún momento en un mar líquido en los núcleos calientes de los planetas, apuntaron los investigadores en una conferencia.
Los diamantes más grandes serían probablemente alrededor de un centímetro de diámetro, «lo suficientemente grande como para ponérselos en un anillo», dijo el Dr. Kevin Baines, de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA.
Los resultados aún están bajo revisión de la comunidad científica, pero expertos planetarios consultados por la BBC dijeron que la posibilidad de lluvia de diamantes «no se puede descartar».
Hasta ahora se creía que Urano y Neptuno albergaban piedras preciosas, pero no se pensaba que Júpiter y Saturno tuvieran atmósferas adecuadas para producirlas.