Considerados los mejores del mundo, los violines Stradivarius han sido hechos a mano por el maestro luthier Antonio Stradivari. Nacido en Italia en 1644, su creador dedicó su vida a la elaboración y perfeccionamiento del violín. Un artista que ha alcanzado admiración y reconocimiento desde su muerte hace más de 250 años.
FABRICACIÓN DE VIOLINES ÚNICOS
Stradivari diseñó y fabricó más de mil violines e instrumentos durante su vida, casi 650 de los cuales aún existen en la actualidad. Estos instrumentos son considerados los mejores y son muy apreciados por su calidad de sonido única.
El primer violín conocido de Stradivarius se fabricó en 1666, cuando tenía tan solo 22 años. Algunos historiadores resaltan que Antonio fue aprendiz de Nicolo Amati, nieto del fabricante de violines Andrea Amati (1511-1577), quien le enseñó el oficio de la madera.
Durante el inicio de su carrera, Stradivari creó violines al clásico estilo Amati. Sin embargo, incluso utilizando técnicas tradicionales, su habilidad y talento fue impresionante. Por ejemplo, el violín Hellier producido por Stradivari en 1679 revela su inigualable habilidad para fabricar un instrumento musical.
En la década de 1680, Stradivari diseñó y creó violines de cuerpo completo con características únicas. Aunque continuó utilizando la estructura básica de los Amati, finalmente se liberó y comenzó a crear sus propios modelos. Sus dos hijos, Francesco y Omobono, se unieron al negocio familiar alrededor de 1698, pero ninguno mostró el mismo interés y talento que su padre. Junto con otros ayudantes, el taller de Stradivari pudo producir más instrumentos a medida que el maestro se sumergió profundamente en la experimentación.
Stradivari fabricó sus mejores instrumentos de cuerdas desde 1700 hasta 1725. Durante su época dorada, creó violines cuyas cajas de sonido no se pueden comparar. Además, introdujo cierto tipo de barniz rojo intenso y bordes y esquinas anchas. Un estudio publicado en la revista la Nature, reveló que la madera de arce utilizada por este artesano en el siglo XVIII pudo haber sufrido un proceso químico para la preservación y aumento de la calidad del sonido.
Algunos de sus violines más famosos creados durante su época dorada incluyen el Lipinski 1715 y el Mesías 1716. Nunca vendido ni regalado, el Mesías permaneció con su creador hasta su muerte.
UN SONIDO TAN ESPECIAL
En 2011, un grupo de científicos de la Universidad de Minnesota gracias al uso de un escáner de tomografía axial, les permitió medir la densidad de la madera, el tamaño y forma, además del grosor de cada elemento, y reveló que pequeñas grietas, agujeros hechos por gusanos y otros defectos le dan un sonido único.
La información obtenida permitió crear tres copias casi exactas de un violín original que se encuentra en la biblioteca del Congreso de Estados Unidos y que data de 1704.
Sin embargo, en 2018 un equipo de la Universidad de Taiwan anunció saber la razón de su autenticidad, según su investigación, su valor reside en que el sonido de los violines imitan aspectos de la voz humana. Para confirmarlo, los investigadores pidieron a varios músicos profesionales que tocaran quince violines fabricados por el italiano, para comparar su sonido con el de las voces de otros tantos cantantes humanos.
Lo que descubrieron fue que los violines producían formantes –– picos en la intensidad del espectro de un sonido –– y tonos armónicos que se correspondían con los de la voz humana.
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PRECIOS DE OTRO MUNDO
El más caro de ellos es el conocido como Lady Blunt. Debe su nombre a Anne Blunt, nieta de lord Byron –– poeta del movimiento del romanticismo británico –– y propietaria de tan preciado objeto durante 30 años. En 2011 pertenecía a la Nippon Music Foundation hasta que fue subastado en la casa Tarisio. El evento generó una enorme expectación entre los amantes de la música. Finalmente, Lady Blunt alcanzó el precio más alto de un Stradivarius: 15. 9 millones de dólares.
El Mesías tiene un valor estimado 20 millones de dólares. Propietario actual: Museo Ashmolean de Oxford. Es considerado el único violín considerado en estado de conservación perfecta.
El Mesías, apodado Le Messie permaneció en el taller de Antonio Stradivari hasta su fallecimiento. Después su hijo Paolo lo vendió al Conde de Cozio de Salabue, el año 1775. Durante un tiempo llevó el nombre Salabue. En el año 1827 lo compró Luigi Tarisio. Tras la muerte de éste lo adquirió el laudero parisino Jean Baptiste Vuillaume, junto con toda la colección de Tarisio.