Cada diciembre, miles de niños alrededor del mundo esperan con ansias la llegada de la Navidad. Para ellos, lo más divertido es abrir regalos. Pero es nuestra misión enseñarles de realmente qué se trata esta celebración y aprovechar a inculcar algunos valores.
El consumismo exacerbado de las últimas décadas hizo que la fiesta de la Natividad del Señor haya desvirtuado su eje. La Navidad es eso, el nacimiento de Jesús, la renovación, la esperanza. ¿Qué mejor época del año que esta para hablarles a nuestros hijos acerca de los valores humanos como la solidaridad, el perdón y la humildad?
Si bien, los valores a tus hijos se les enseña cada día de sus vidas, pues estás formando personitas de bien, la época de Navidad nos invita a reflexionar más profundamente sobre algunas cuestiones. Más teniendo en cuenta que los pequeños terremotos sólo piensan en abrir paquetes.
Armar el árbol en familia los unirá aún más y marcará un recuerdo imborrable en el corazón de todos. Y no importa que los adornos no combinen o que tu hijo ponga una bola grande en la cima y una pequeña en la base. Para él está bello así, y lo importante es la acción de una misión conjunta.
Qué cosas quiero enseñarles a mis hijos
Mis hijos son pequeños aún, pero siempre aprovecho estas épocas para hablar acerca de la caridad, la solidaridad, la empatía y el respeto por el otro, así como también les cuento acerca de la historia de Jesús, y por qué es tan importante celebrar su nacimiento.
Los regalos no es todo
De la misma forma en la que los Reyes Magos llevaron regalos cuando nació Jesús, nosotros nos hacemos regalos para simbolizar ese momento. Y esto es lo que me interesa que sepan mis hijos.
A todos nos encanta recibir regalos y abrirlos a los pies del árbol de Navidad, pero lo cierto es que los niños deben saber que los regalos son una consecuencia de la festividad, y no el eje.
Una buena idea es escribir en lindos papeles palabras bonitas y buenos augurios como amor, paz, salud, trabajo, felicidad, prosperidad, etc. Luego de explicarles a tus hijos lo que significa, pueden repartirla entre los miembros de la familia, como símbolo de buenos deseos para todos.
La historia de Jesús
La Navidad es una buena oportunidad para contarles a los más pequeños acerca de la historia de Jesús. A mis hijos les encanta armar el pesebre, por ejemplo, y aprovecho a contarles sobre José, María y los Reyes. Les hablo del momento del nacimiento y de la alegría de quienes estaban a su alrededor.
Agradecer lo que uno tiene
Ellos quieren todo lo que ven. La lista de juguetes de mis hijos incluyen objetos tan innecesarios como difíciles de comprar por lo caros que son. Pero el consumismo los arrastra como la marea, y para ellos nunca nada es suficiente.
Esta Navidad quiero enseñarles que tienen mucho. Que son afortunados en tener todo lo que tienen. Desde una familia constituida que los cuida y los ama, un cálido lugar para dormir, un plato de comida en su mesa, y más de un regalo para abrir. Y eso ya es mucho.
Cuando mis hijos vieron que yo le entregaba unas bolsas de ropa y otras cosas a una mujer que había venido a pedir, fue una buena oportunidad para explicarles cuán agradecidos deben sentirse por tener ropa nueva y limpia, y juguetes con los cuales jugar.
Ser solidarios con los que no tienen
A propósito del punto anterior, una cosa lleva a la otra, y cuando somos agradecidos con Dios y con la vida por lo que tenemos, aprendemos a ser solidarios con los demás.
Son muchas las personas que no tendrán regalos que abrir o manjares que degustar. La Navidad puede renacer la caridad de nuestro corazón, y puedes brindar un gran ejemplo para tus hijos. Organiza una colecta barrial, o separa cosas que ya no uses, como ropa o juguetes, para donar a los que menos tienen.
La solidaridad también pasa por gestos como invitar a esa persona que no tiene con quién pasar la Nochebuena, o visitar un hogar de ancianos. Regalar tiempo, y una sonrisa, es una de las acciones más altruistas del ser humano.
Austeridad
El árbol más grande, la casa mejor iluminada y decorada, la comida más rica o el regalo más bonito y caro. Muchas personas utilizan estas fechas para regodearse de lo que tienen o de lo que pueden lograr.
Lo importante en esta navidad, es compartir en familia, es valorar lo que somos y lo que tenemos, sin importar que lo nuestro sea lo más caro, lo mejor o lo más grande. Muchas veces estas actitudes materialistas vienen de parte de los adultos, por lo que si les enseñamos a los niños a ser austeros y poner en primer lugar el “ser” y no el “tener”, estaremos yendo por buen camino.
La Navidad provoca una gran variedad de sentimientos, que van desde la nostalgia, hasta la compasión, la alegría, la esperanza, y la Fe. Aprovecha esta época para enseñar a tu hijo acerca de los valores humanos, y sobre la importancia de celebrar el nacimiento de Jesús.
Acercar a Jesús a tus hijos los hará crecer esperanzados en la Fe, y tendrán siempre un refugio donde acudir en los momentos más difíciles de sus vidas. La Navidad nos une como familia y nos recuerda que cada momento compartido es una celebración en sí misma.
Que Jesús renazca en tu corazón, y en el de toda tu familia. ¡Feliz Navidad!